martes, 14 de abril de 2020

Mi vida secreta


No es cierto que te extraño. Es solamente el problemita ese de vivir con delay. El problemita ese que hace que mi cuerpo esté en 2010 pero mi mente, en 2007, que mi corazón lata en 2015 pero mi alma esté en 2011. El problemita ese que hace que en plena cuarentena del 3 de abril de 2020 yo revise unos dms viejos en busca de un hecho en particular y los encuentre fechados en un 3 de abril de 2013. Exactos siete años. Cuánta sincronía en medio de este delay. Exactos siete años. Habré roto algún espejo que me aseguró que en todo este tiempo aquello no me vuelva a pasar.

No es cierto que te extraño. Es sólo que aquello, repito, no me volvió a pasar. Hablo del hecho de la creación conjunta. Siempre admiré a esas parejas que podían producir juntas un mismo hecho artístico. Como si tuviesen el poder de materializar el amor. Pensaba en eso esa madrugadita en la que te pasé unos versos que se me habían ocurrido y vos me pasaste otros versos tuyos que decías que podían combinar bien con los míos. Y era eso lo que estaba buscando: alguien que combine conmigo. Alguien que me vuelva canción.

No es cierto que te extraño. No se puede extrañar lo que nunca jamás se tuvo en brazos, ¿no?. Aunque casi corro a los tuyos esa vez que tocaba aquella banda que todos odiaban pero nosotros amábamos. Debí imaginar que la destinología iba a lograr que estuvieras ahí. Pero no lo hice. Así que la sorpresa fue completa cuando se hizo esa ronda gigante que suele hacerse antes del pogo y vi en persona por primera vez toda tu imperdonable belleza. Me quedé duro. Cuando se desató la euforia en ese Quilmes Rock, te perdí en un tsunami de gente.

No es cierto que te extraño. Ni es cierto que esa fue la última vez que te buscaría entre el público. Nunca te dije que a ese Kónex de Onda Vaga yo no tenía pensado ir pero, cuando me contaste que te habías comprado la entrada y preguntaste si yo iba, no pude más que contestar: "Obvio". Dos sucesos que no se repetirán: ver a ese grupo y asistir a un recital sólo para conocer a "una cosa petisa rubia". Me vi a mi mismo fracasando en la simple misión de tomar una birra con vos. Compré dos vasos grandes. Me tomé el mío y me tomé el tuyo esa noche en la que Buenos Aires confirmaba aquello de ser la Capital Mundial del Desencuentro.

No es cierto que te extraño. Te lo juro. No es cierto. Sólo me dedico a recordar personas. Y mi tristeza de saturday night se lleva bien con esta soledad. En todo caso me extraño a mí. Ni miento ni digo la verdad. Extraño la irrecuperable energía que podía albergar adentro mío. Extraño las emociones dramáticas exageradas que podía sentir por alguien a quien apenas conocía. Extraño esas características que me avergonzaban y definían pero me hacían sentir vivo. Extraño querer salir un sábado a la noche con la esperanza de que me cambie la vida.