martes, 2 de enero de 2024

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?


¿Por qué no me contestás? Ah claro…debe ser porque no te escribo. Pero en cualquier momento lo voy a hacer. No quiero quedar como un desesperado pero llevo semanas pensando qué raro que no subís nada. Bueno, tampoco es que seas de subir tantas cosas. Pero voy a poner todo mi ingenio en contestarte tu próxima historia. A veces no sé qué decir. A veces subís cosas raras y solamente aprieto donde está el corazón y listo. Ahí ves que, bueno, yo sigo acá. 

¿Por qué no subís nada? Ya son meses. Para mí que cambiaste de cuenta. Seguro que es eso. ¿Pero por qué no me agregaste? ¿Te enojaste? Estaba servido ya sé. Estamos hablando de cuánto nos gusta Los Soprano mientras se estrena la película en el cine. Teníamos que haber ido juntos. Una película de mafiosos como primera cita sería original. Lo pensé, sí, lo recontra pensé. Pero sos tan linda que me ponés nervioso. Y aunque sea raro, todavía no vi gente después de esta pandemia. No sabría bien ni cómo saludar.

¿Por qué soy tan boludo? ¿Por qué si la última vez que nos vimos fue tan fluido? ¿Qué hacés por acá? Estoy perdido, vengo a ensayar con unas chicas. ¿Vos vivís por acá? Ah, ¿no? ¿Y adonde viajó ella? Y sí, obvio, alguien lo tenía que cuidar. Es lindo. Bueno, ¿es en la otra cuadra decís? Bueno, gracias. Suerte con el ensayo. Y nos abrazamos por primera vez. Sólo con el perro de tu amiga como testigo.

Voy a buscar entre tus contactos si hay alguien que sepa algo. ¿Quién es este hombre que tiene tu mismo apellido? ¿Es tu papá? ¿Algún tío? Voy a tener que ver todas sus fotos para buscar alguna señal. Ahí estás. Dice que hace un mes que te extraña. ¿Por qué? ¿Te fuiste de viaje? Seguro que es eso. Cuando uno la pasa realmente bien no tiene tiempo de estar renovando sus redes sociales. ¿Quizás a la vuelta subís algo?

¿Y si no volvés? Capaz directamente te fuiste a vivir a otro lado. Tu tío o quien sea podría haber hecho un posteo más específico. Capaz te fuiste a vivir a otro país y sacaste una cuenta nueva, en otro idioma. Capaz es eso. No puedo dormir. Mañana te tengo que encontrar. Releo nuestras charlas y me vuelvo a reír. No me río fácil yo. Mañana te escribo sí o sí. Aunque sea demostrar que me importás, ¿no?

¿Sabés que voy a hacer antes? Te voy a googlear. Voy a ver si estás participando de alguna obra. Nada. En Alternativa Teatral no hay nada. Hasta estoy entrando en tu Linkedin. Pero tampoco hay nada. Sólo me sale tu nombre en una publicación de tu facultad. Clic. La Universidad lamenta tu fallecimiento. Hubo una jornada de lectura en tu homenaje. Y me la perdí. ¿Por qué? Porque soy un boludo. Perdoname. Me hubiese gustado estar ahí entre tu gente. Me gustaría haber escuchado las lecturas. Me gustaría haber leído tu novela inédita…Entonces releo nuestras charlas y sonrío. Y te lloro y pienso que no tengo ni el derecho a extrañarte. No somos nada. No fuimos nada. Pero sólo quisiera hablar un ratito más con vos.


lunes, 14 de septiembre de 2020

Partes de mí

En un abrir y cerrar de ojos, dejé de escaparme por las mañanas para que me leas todos los días el mismo cuento de un gigante. Cuando yo gritaba "maaaa", vos siempre respondías "¿qué?" y yo no entendía la razón. Era chiquito, abuela, para darme cuenta que eras "la madre primera, esa que venía antes de la propia", como dice otro cuento que me gusta. Te escribí uno hace poco. Se llama Luces. No llegué a decirte que tengo nuestras charlas grabadas. Pero sí te dije cuánto te amo mientras acariciaba esas manos que tantas veces me regalaron plata a escondidas, mientras miraba tus ojos que sin lentes parecían cada vez más claros, cada vez más cerca del cielo. No llovió mientras te ibas, abuela. Te desesperabas por la ropa del patio cada vez que iba a llover. Querías ver el sol y yo recé, abuela, sí, sí, recé para que no llueva. Recé como cuando me enseñabas eso de "Angelito de la guarda, mi dulce compañerito, no me dejes solo ni un solo momentito". Y el sol salió, ¿viste? ¿Viste cuánta luz? Mezclate con ella, abuela, volá con el abuelo. Gracias por no dejarme solo ni un solo momentito. En otro abrir y cerrar de ojos, los volveré a encontrar. Una parte de mí se va con vos. Pero una parte tuya se queda conmigo para siempre.

martes, 14 de abril de 2020

Mi vida secreta


No es cierto que te extraño. Es solamente el problemita ese de vivir con delay. El problemita ese que hace que mi cuerpo esté en 2010 pero mi mente, en 2007, que mi corazón lata en 2015 pero mi alma esté en 2011. El problemita ese que hace que en plena cuarentena del 3 de abril de 2020 yo revise unos dms viejos en busca de un hecho en particular y los encuentre fechados en un 3 de abril de 2013. Exactos siete años. Cuánta sincronía en medio de este delay. Exactos siete años. Habré roto algún espejo que me aseguró que en todo este tiempo aquello no me vuelva a pasar.

No es cierto que te extraño. Es sólo que aquello, repito, no me volvió a pasar. Hablo del hecho de la creación conjunta. Siempre admiré a esas parejas que podían producir juntas un mismo hecho artístico. Como si tuviesen el poder de materializar el amor. Pensaba en eso esa madrugadita en la que te pasé unos versos que se me habían ocurrido y vos me pasaste otros versos tuyos que decías que podían combinar bien con los míos. Y era eso lo que estaba buscando: alguien que combine conmigo. Alguien que me vuelva canción.

No es cierto que te extraño. No se puede extrañar lo que nunca jamás se tuvo en brazos, ¿no?. Aunque casi corro a los tuyos esa vez que tocaba aquella banda que todos odiaban pero nosotros amábamos. Debí imaginar que la destinología iba a lograr que estuvieras ahí. Pero no lo hice. Así que la sorpresa fue completa cuando se hizo esa ronda gigante que suele hacerse antes del pogo y vi en persona por primera vez toda tu imperdonable belleza. Me quedé duro. Cuando se desató la euforia en ese Quilmes Rock, te perdí en un tsunami de gente.

No es cierto que te extraño. Ni es cierto que esa fue la última vez que te buscaría entre el público. Nunca te dije que a ese Kónex de Onda Vaga yo no tenía pensado ir pero, cuando me contaste que te habías comprado la entrada y preguntaste si yo iba, no pude más que contestar: "Obvio". Dos sucesos que no se repetirán: ver a ese grupo y asistir a un recital sólo para conocer a "una cosa petisa rubia". Me vi a mi mismo fracasando en la simple misión de tomar una birra con vos. Compré dos vasos grandes. Me tomé el mío y me tomé el tuyo esa noche en la que Buenos Aires confirmaba aquello de ser la Capital Mundial del Desencuentro.

No es cierto que te extraño. Te lo juro. No es cierto. Sólo me dedico a recordar personas. Y mi tristeza de saturday night se lleva bien con esta soledad. En todo caso me extraño a mí. Ni miento ni digo la verdad. Extraño la irrecuperable energía que podía albergar adentro mío. Extraño las emociones dramáticas exageradas que podía sentir por alguien a quien apenas conocía. Extraño esas características que me avergonzaban y definían pero me hacían sentir vivo. Extraño querer salir un sábado a la noche con la esperanza de que me cambie la vida.

viernes, 2 de octubre de 2015

La vida está bien si no te rindes

- Necesito verte el rostro. Conocerte.
- Nadie conoce a nadie – le decía bajo la penumbra, escondiendo su rostro-.
- ¿Cómo puedes afirmar eso en la era de la Comunicación?
- ¡Celulares! ¡Internet! ¿Cuándo fue la última vez que has mirado a alguien a los ojos?
- Quizás sea una de las razones.
- ¿Una de las razones de qué?
- De que me quiera ir contigo. En el fondo estamos solos en este mar de desconsuelo. Puedes estar frente a una gran sonrisa pero nunca sabes que sucede dentro de su cerebro.
- Venir conmigo es muy fácil. Sólo debes estar dispuesto. Sobretodo convencido. Cuando este avión levanta vuelo, nunca vuelve a bajar.
- Eso es lo que quiero. Dejar la prisión.
- Si quieres dejar la prisión, sólo debes darme la mano. Sino es ahora, será luego. No es necesario que viajes ahora. Quieras o no, deberás viajar. Todos deberán viajar.
Hubo un instante de silencio que pareció eterno.
- Nadie te obliga a que vengas. Percibo tu miedo. Mejor será que me vaya.
- No – le dijo firme-.

Y le tomó la mano. Fuerte. Muy fuerte. Tan fuerte que hizo ruido. El ruido llegó inclusive hasta aquellos oídos que no escucharon. Que no escuchan ni escucharán. Algunos se sorprendieron. La mayoría se hacía preguntas sin sentido. Desconcertados ante un viaje que juzgaban prematuro. Juzgaban. La mayoría hablaba de su muerte. Unos pocos pensaban en que era sólo un viaje en busca de libertad. No sabía donde iba, pero sí lo que dejaba atrás. Pensaban en una despedida. Dura como toda despedida. Y le desearon, no sin llorar, no sin prometerle un recuerdo eterno, un buen viaje. Le desearon un buen viaje.
*ojalá sea como la escondida y el último nos salve a todos..

domingo, 6 de septiembre de 2015

Si me vuelves a abrazar, mañana estaré mejor

Las canciones importantes son las que te abrazan. Y los mejores abrazos son los que llegan cuando no los esperabas pero los necesitabas. El jueves fue uno de esos días tristes en los que necesitaba un abrazo reparador, de esos que te comprenden, de esos que te alivian y te dicen que “todo lo malo que ahora sientes, cambiará”. Y el abrazo llegó de manera inesperada y en aroma de canción.

En tres minutos treinta de Un beso en la nariz se me había ido la angustia del día (porque “todos los humanos necesitamos llorar”) y lo malo se había transformado en algo bueno solamente gracias a música nueva. Porque “nada dice tanto de una persona como la música que escucha”. “Con sólo nombrarme una canción, un músico, un disco con el que te identifiqués me estás diciendo quién sos, qué te conmueve, qué te hace sentir bien”. Me sigue alegrando infinitamente saber que hay otros corazones que laten al mismo ritmo que el mío.

miércoles, 18 de junio de 2014

Toda el agua del mundo

“Si esta realidad no tiene que ver conmigo ya está… no existe”

Es sólo un charco a cruzar, entonces lo quiero saltar, pero no lo esquivo porque se convierte en mar y me comienza a tapar. Estoy desnudo y el mar es cada vez más grande. Me cuesta cada vez más cruzar y hay agua, cada vez más agua, cada vez más gente y el agua empieza a llegarme al cuello. Entonces tengo que nadar aunque no sepa hacerlo. La gente se convierte en un obstáculo. Me comienzo a cruzar con algunas chicas. Las que conozco bien y las que quisiera conocer. Unas me saludan a lo lejos. Otras se ríen de mí. Yo no puedo hablar. Ojalá pudiese pedirles la ayuda que necesito para poder ir más allá, quedarme fuera del camino. Pero estoy sin habla y me desvanezco mientras el agua me tapa.
Entonces despierto y corro a hacer pis. Avergonzado por tener un sueño tan fácil de dilucidar. Pero al instante me doy cuenta que mi cara está inundada de lágrimas y que tengo una angustia que no puedo descifrar. A las cuatro de la mañana pienso que tal vez todavía estoy soñando.
Mientras tengo un llanto de esos que parecen por nada pero son por todo me acuerdo de la última vez que estuve en el mar. La playa estaba desierta. Dejé todo. Mis anteojos, la plata, una mochila, la ropa. No pensé en que podrían desaparecer. Confié. Por primera vez en mucho tiempo confié, corrí y me dejé arrastrar. Me llené de mar y confianza. Me inundé de calma y decidí que ahí se iban a quedar todos mis tormentos de entonces. Dejé todo. Lloré y decidí que mis lágrimas se mezclen con el mar. Decidí soltar. En el agua se quedaría todo lo que me hacía sufrir. Mis fobias, mis vergüenzas, la incertidumbre, la desconfianza, mis miedos, ellas. Todo lo dejé ahí.

Dejé todo. Eso no fue un sueño. Necesito no olvidarlo.


sábado, 24 de mayo de 2014

No se ve bien la belleza. Es casi igual que ser infeliz.

Tantas veces repetía que quisiera deshumanizarse para no sentir tanto. Para no sufrir. Que todo sería más fácil si no sintiese todo tan intensamente. Si no esperara en cada nuevo minuto el milagro que revolucionara su vida en un instante y para siempre. Sino esperara. Siempre esperando lo que jamás iba a venir. Siempre.

Tantas veces lo pidió, que el deseo fue, al fin, concedido por obra y gracia de la maldad en forma de mujer. Había sentido con ella todo tan intensamente que al irse se llevó todo lo que quedaba para sentir. Al irse ella, claro, siempre son ellas las que se van. Siempre.

Y ahora, sí, quedó deshumanizado. Incapaz de sentir cosas nuevas. Por nada. Por nadie. Se acerca peligrosamente a convertirse en una de esas personas que detestaba. Las que piensan solamente en ellas mismas porque, total, las demás siempre te van a cagar. Las que lloran por no poder volver a confiar. Las que perdieron la esperanza. Las que piensan que nunca podrán volver a amar. Nunca.